Los depósitos bancarios, una parte clave del sistema bancario. Conoce qué son.
Un depósito bancario es un producto de ahorro en el que el cliente entrega una cuantía concreta a una entidad financiera durante un tiempo estipulado entre ambas partes. Pasado el plazo, la entidad devuelve el dinero al cliente junto con la rentabilidad pactada.
Se podría decir, que un depósito bancario es como un pequeño préstamo que hace el cliente al banco y por el cual recibe un beneficio.
Los depósitos bancarios son una de las formas de ahorro más seguras que existe en el mercado. En la Unión Europea los depósitos están garantizados mediante los Fondos de Garantía de Depósitos (FGD) hasta un importe máximo de 100.000€ por cada titular y entidad en la que esté depositado.
Podemos dividir los tipos de depósitos bancarios en dos categorías principales, los depósitos a la vista, y los depósitos a plazo. A continuación os detallamos sus características y ventajas de ahorro.
El titular puede disponer plenamente del dinero depositado en el banco en cualquier momento. A cambio de ese depósito, la entidad puede ofrecer una remuneración o no, en forma de un interés en función del dinero depositado. Con este depósito la entidad está obligada a prestar un servicio de caja (ingreso y retirada de efectivo, recibir transferencias, domiciliar recibos…).
Los depósitos a la vista están considerados como el bien más líquido del mercado después del dinero en efectivo, ya que tiene una disponibilidad total en cualquier momento en prácticamente cualquier cajero automático del mundo. Por ejemplo, las cuentas corrientes y las cuentas de ahorro son depósitos a la vista.
En este tipo de depósito el cliente entrega su dinero a la entidad financiera durante un plazo de tiempo determinado a cambio de condiciones ventajosas e intereses a su favor. El dinero tiene limitada su disponibilidad. Por ello, las rentabilidades que ofrecen son mayores que las de los depósitos a la vista y cuanto mayor sea el plazo del depósito mayor será la rentabilidad.
La remuneración se puede pagar al final del período que dure dicho depósito o durante el mismo, en fracciones. Cuando el plazo estipulado vence el cliente puede decidir si finaliza el depósito y recibe de la entidad la cantidad de dinero que le entregó junto con la remuneración pactada, si no la ha recibido periódicamente, o continúa con la inversión.
La remuneración de los depósitos a plazo puede ser en forma de una tasa fija o variable que el usuario puede recibir, o bien de manera periódica, o bien al final del contrato, según las condiciones que el usuario pacta en el momento de firmar el contrato.
A mayor plazo, mayor rentabilidad. Si se retira el capital o una parte del mismo antes del plazo pactado, las entidades suelen penalizar la operación, aunque no siempre ocurre. También hay que tener en cuenta que de los beneficios que se obtienen de los depósitos, hay que pagar impuestos.
Las únicas entidades que pueden captar depósitos son los bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito. Cualquier otro tipo de empresa no puede captar, ya que no están supervisadas por el Banco de España.
En caso de que una entidad financiera tenga problemas y acabe quebrando, la legislación española prevé un sistema de garantía para que las personas que disponen de depósitos bancarios no pierdan sus ahorros. Es el conocido como Fondo de Garantía de Depósitos.
La garantía se aplica tanto a personas físicas como a empresas, teniendo en cuenta que en España, el importe máximo de la garantía asciende a un máximo de 100.000 euros.